Bueno, más bien volvió
Resulta que sigo repasando los grandes clásicos del fantástico televisivo. Comencé el repaso cronológicamente en el 1959 con La dimensión desconocida (The Twilight Zone), pasando luego a El túnel del tiempo (1966) para terminar los sesenta con un poco de Star Trek (1966-1969). Llegaron después los 70 con la adaptación televisiva de La fuga de Logan. Y ahora ando por los 80, claro.
A la espera de tener tiempo para ver algo de los inicios de los 80, me he encontrado de nuevo con La dimensión desconocida, pero esta vez la de 1985, que es de la que hablaré a continuación.
Por cierto, que pensaba que me quedaría en los 80, pero el otro día vi que habían sacado en DVD la serie Time Trax, que aquí titularon como Misión en el tiempo, que es una serie de 1993, así que podría seguir con los 90, pero bueno, ya veremos. También es verdad que creo que aún tengo algunos episodios grabados de Sliders (1995-2000), que quizás me interesó más en su día.
Pero volvamos al 1985 y La dimensión desconocida. Empezaremos por el principio, como tiene que ser, para mencionar unos interesantes títulos de créditos con imágenes algo extrañas como son marca típica de La dimensión, pero si en La dimensión de los 60 en muchos casos en estos títulos de crédito iniciales aparecía una puerta que parecía dar paso a La dimensión desconocida, en esta ocasión lo que aparece es una ventana. La música de estos títulos de crédito es también interesante, destacando un momento hacia el final donde aparecen unos pocos acordes de la sintonía clásica de la serie acompañados de una imagen un tanto fantasmal del no menos mítico Rod Serling, que también aparece en los títulos de crédito como creador de la serie, por supuesto.
Si en la etapa original de la serie se quiso contar con escritores míticos de la época como Richard Matheson, Charles Beaumont, Ray Bradbury, etc. En la nueva versión tenemos a Harlan Ellison, que aparece como una especie de consultor y que cede algunos de sus relatos para que se hagan un par de historias de la serie. Ya en el primer episodio tenemos una adaptación de un cuento de Ellison, el cuál tiene una premisa inicial un tanto inquietante: El protagonista llama a su casa por error y le contesta él mismo.

También como en La dimensión original, en esta nueva versión se buscan de vez en cuando actores conocidos y por ejemplo para esta primera historia tenemos a Bruce Willis, con pelo, claro, al menos con el pelo que tenía en la época. Y si de pelo hablamos, en el siguiente episodio tenemos a Terry O´Quinn el mítico Locke de Perdidos, también con algo más de pelo. Aunque en el caso de Terry O´Quinn diría que en la época no era muy conocido, tanto es así, que en los títulos de crédito aparece como Terrance O´Quinn.
Otros actores conocidos que encontramos en la versión de los 80, no solo por su pelo, son James Cromwell, Adrienne Barbeau y el mítico Morgan Freeman.

Me ha resultado también algo curiosa la estructura de los episodios. Pues al parecer han querido mantener lo de las historias cortas de unos 20-25 minutos, pero en esta ocasión ofreciendo dos historias en cada episodio, supongo que por exigencias de la época, donde lo que debían predominar en la televisión USA eran episodios de 45 minutos. No obstante, también a veces ocurre algo raro, y tienen un par de historias algo más cortas, de unos 18-20 minutos y para poder llegar a las 45 minutos de rigor nos encontramos con una especie de minisodios de unos 8 minutos.
Ya que hablamos de historias, como era de esperar en esta nueva versión de los 80 encontramos temas más típicos de las época, como son la Guerra Fría, los alienígenas incomprendidos, las secuelas de la Guerra del Vietnam, el mundo de los yuppies (que no los mundos de Yupi), etc.

También como ocurría en La dimensión clásica, hay varios episodios que intentan ser humorísticos, pero como en los casos de los episodios clásicos, estos son casi los más flojos y me da la sensación que en esta nueva versión abundan más.
Y sí, realmente esta “nueva” versión comparada con la clásica es mucho más floja, como era de esperar.
Tanto es así, que incluso encontramos un episodio dirigido por el mítico Allan Smithee, que todos recordamos que nunca ha hecho nada digno de recordar. Como contra partida, encontramos un episodio más digno dirigido por William Friedkin, el mítico director de El exorcista (1973).
Así que la serie nueva consigue un cierto aire naïf en la mayoría de sus historias (por no decir todas) , lo que puede parecer algo peyorativo, que lo es, pero que también la acerca a la versión original, aunque claro, ver algo ahora de los años 60, 50 años después, pues sí que nos puede parecer algo naïf, pero algo más reciente como de mediados de los 80, 30 años después, pues no cuadra tanto, ya que se tiende a pensar que desde los 60 a los 80 algo más ha evolucionado la sociedad y es de esperar historias algo más maduras y no tan naïfs.
También es verdad que los efectos especiales, que son pocos, son bastante cutres incluso para la época, lo que no ayuda en absoluto a tomarte muy serio la serie.
Pero bueno, al ser historias cortas, en general, estas pasan mejor y son algo más soportables. Y en resumen, el que es friki, es friki…